Doña Maria, Azaña y mi padre, no pensaban lo mismo, o «la nuance toujours la nuance»

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Esto es lo que le reprocha mi amigo, hijo de Doña Maria, a Enric Juliana.

  ¿Por qué Juliana solo mira a Nevenka desde Errejón y no mira también a Carlos Flores de Juberías? Este paisano diputado de VOX está en València, ayer y hoy, tan campante. Y mi amigo, que heredó las neuronas capaces de encontrar los más mínimos matices, le reprocha a su admirado Juliana, al comparar los tiempos de hace 25 años con los de ahora, que el periodista afirme que las cosas han cambiado en España. Falta, pues,  un parámetro en la ecuación que define Enric. A mi amiguete no le salen las cuentas. Por aquello de la nuance, el matiz, que decía Goethe.

Nieves Martínez, amiga común, dice de mi amigo que le cuesta mucho reconocer sus errores. Pero como su madre Dª Maria, no perdona uno, ni a Maquiavelo, ni a Juliana, y mucho menos mí.

Dª Maria, Azaña y mi padre no pensaban lo mismo

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